IMPORTANCIA DE LOS TUTORIALES 


El acompañamiento tutorial constituye en la actualidad una necesaria alternativa en el marco de la educación superior. El presente trabajo parte de una conceptualista general de la tutoría y efectúa una revisión de los estilos, métodos y procedimientos relacionados con esta faceta de la vida académica que aplicada de manera coherente y sistemática, puede contribuir de manera efectiva a la consecución de los objetivos que la educación superior actual persigue. Teniendo en cuenta los cambios que tanto la economía como la legislación han generado en la educación, y principalmente en los programas universitarios latinoamericanos, se hace preciso generar procesos de cambio en la conceptualista del currículo, de la actividad docente y de los planes de estudio y poner en marcha programas de acompañamiento tutorial a los estudiantes que den respuesta a las dificultades que los estudiantes enfrentan en las diferentes dimensiones de su vida. Este estudio surge a partir de la investigación sobre la efectividad de un programa de acompañamiento tutorial en Psicología en una institución de educación superior de carácter universitario, y busca evidenciar los puntos preponderantes que requieren ajustarse y adaptarse en los programas de acompañamiento tutorial para facilitar el que se preste un servicio educativo que tenga en cuenta tanto la formación profesional como la formación de la persona.









La tutoría, entendida de manera genérica implica el acompañamiento que toda persona necesita al adelantar cualquiera de los procesos de desarrollo existencial. Los orígenes del término y de las acciones que implica, se remontan a la antigüedad.
Córdoba (1998) relaciona el concepto de tutoría con el genérico de tutela, y con el concepto clásico de curador (cuidador). Se refiere entonces al tutor como quien ejerce el papel de “defensor, protector o director en cualquier línea. Así mismo la tutela o tutoría se confiere para curar (cuidar) de la persona y los bienes de aquel que por minoría de edad o por otra causa, no tiene completa capacidad civil.” En este sentido encontramos el papel del tutor en el maestro de la antigua Grecia, concreta-mente en la mayéutica socrática. Sin embargo, se han situado sus inicios, sus raíces y la tradición que ha conformado su práctica actual en la universidad medieval.
Doherty (2002) se refiere a que en el periodo medieval, en la Universidad de Oxford, cuando los escolares, hombres jóvenes, eran admitidos en la institución para ser formados como “hombres de carácter, conocimiento y religión”, esto implicaba que se les inculcara el comportamiento, las reglas de vida y las ideologías propias de los hombres prominentes de la Inglaterra medieval.
Sin embargo durante el siglo XIX la idea de un tutor moral comenzó a cambiar y a ejercer un papel más académico. El papel del tutor se refería a “enseñar a los estudiantes cómo usar sus mentes. A enseñar cómo pensar, no enseñar qué pensar” (Moore, 1968, citado por Doherty, 2002).
El modelo inglés de tutorías ha servido de patrón para la aplicación de esta estrategia en muchas otras universidades del mundo. El papel del consejero académico a manera de tutor en muchas de las universidades norteamericanas es una muestra de ello, y conduce a que tanto el tutor como el estudiante, encuentren las mejores alternativas para conseguir el más elevado nivel de formación.
Existen varias estrategias para desarrollar el programa de tutorías, entre las cuales Argüís et al. (2001) destacan:
La tutoría individual, que otros llaman asesoría personal (o íntima personal), en la cual el profesor-tutor pretende conocer la situación de cada alumno, lo ayuda personalmente y lo orienta en la planificación y ejecución de sus tareas escolares. Uno de los puntos positivos de la tutoría individual es trabajar la autoestima de los estudiantes, facilitar que asuman sus responsabilidades y nuevos retos con entusiasmo y permitir que demuestren sus emociones. Esta tutoría supone un compromiso más profundo tanto por parte del tutor como por parte del estudiante ya que abarca temáticas de índole intelectual, afectivo, social, académico, profesional, institucional, etc.
La tutoría de grupo, en la cual el profesor-tutor ayuda a los alumnos en la orientación del currículo y en la participación activa en el centro educativo. Él colabora con los profesores que intervienen en el grupo de alumnos y aporta a cada uno de los profesores del grupo la información necesaria sobre cada alumno y grupo.
La tutoría técnica, la desempeñan profesores que no han sido designados como tutores de ningún grupo de alumnos. Esta tutoría también se conoce como asesoría académica, en la cual el estudiante solicita la colaboración de un docente con cierta experiencia en determinada área.
La tutoría de la diversidad, la cual supone que el tutor tiene en cuenta a cada alumno con sus capacidades y ritmos de aprendizajes determinados. Esta tutoría es uno de los grandes retos pedagógicos porque requiere de dispositivos de comunicación y métodos pedagógicos específicos para ayudar a los estudiantes.
Otra estrategia es la tutoría de prácticas en empresas, en donde los tutores son los responsables del control y seguimiento de las prácticas en las entidades en régimen de convenio. Estas son las que realizan los docentes cuando supervisan las prácticas profesionales de los estudiantes.
Algunos modelos genéricos de tutoría son expuestos de manera esquemática por Hock, M. & Pulvers, K. (2001), y a partir de esta clasificación pueden verse algunas implicaciones de la aplicación de tutorías en medios educativos; sostienen los autores:
Las contradicciones permanentes que resultan de la relación entre tutoría y los programas tutoriales postescolares generan múltiples problemas. Primero, existe el problema de la definición del modelo tutorial. Algunos autores describen la tutoría como la situación ideal de enseñanza debido a que incluye la instrucción uno-a-uno en los contenidos y las habilidades presentadas por el tutor.
Bloom (1984), referenciado por Hock & Pulvers (2001) sostiene que la tutoría uno-a-uno constituye una excelente oportunidad para docentes muy habilidosos, que enseñan destrezas, estrategias y contenidos de conocimientos a un solo estudiante. Sostienen además, que las oportunidades que presenta la tutoría uno-a-uno pueden optimizar el impacto de una variedad de técnicas y prácticas de instrucción validadas tales como la instrucción directa, modelación tutorial de conductas de pensamiento y solución de problemas, soporte y sustentación de habilidades y estrategias de estudio y suministro de retroalimentación inmediata, positiva y correctiva.
El nombre tutoría también se usa para describir prácticas educativas diferentes al uno-a-uno. Por ejemplo se ha descrito un modelo de tutoría que puede ser llamado de asignación y asistencia. En este modelo el tutor se presenta ante un estudiante o un grupo pequeño de dos a seis estudiantes que presentan dificultades para desarrollar completamente sus tareas. El objetivo principal del tutor es ayudar a cada estudiante a terminar sus trabajos académicos en las sesiones de tutoría.
Otro modelo combina los elementos de los dos anteriores. Se denomina tutoría estratégica. Se trata de enseñar estrategias de aprendizaje, aprender a aprender, mientras los estudiantes reciben ayuda en la realización de tareas y trabajos académicos (Hock & Pulvers, 2001).
Por ejemplo, si un estudiante debe completar un número de problemas resueltos para una clase de matemáticas y para estar preparado para la evaluación, el tutor puede darle una estrategia de solución de problemas que incluye los siguientes pasos: a) revisar y determinar lo que se necesita para resolver los problemas, b) analizar el problema y compararlo con los ejemplos del libro, c) actuar para resolver el problema y, d) recurrir a las tablas para ver las respuestas. El tutor demuestra con su ejemplo la estrategia y da al alumno guías para que pueda aplicarlo en la solución de sus tareas. En este sentido, el tutor no solamente enseña una estrategia que ayuda al estudiante a culminar exitosamente una tarea, sino que enseña una estrategia que puede usar independientemente cada vez que se encuentre en situaciones similares.
En las investigaciones que se hallaron con respecto a las tutorías, se enfatiza en la importancia de efectuar un entrenamiento a los tutores. Slavin (1991), reverenciado por Hock y Pulvers (2001), sostiene que la eficacia de la tutoría no depende solamente del modelo de tutoría que se adopte o de las metas que se hayan fijado; también depende del entrenamiento del tutor.
















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